Año: 2005.
Género: J-horror.
Director: Renpei Tsukamoto.
Duración: 106 minutos.
Más información: Ficha en IMDb.
Conocida, como en el caso de su primera parte, por Una llamada perdida 2 o, extrañamente, como El pozo, Chakushin Ari 2 es la primera secuela de una de las sagas de terror asiático más importantes de la cual hablamos anteriormente. En este caso el director no es Takashi Miike, si no Renpei Tsukamoto cuyo nombre, si soy sincero, no me dice nada pues no lo conozco, lo que puede llevar a pensar que sea una película menos terrorífica o una secuela no oficial y forzada como podría ser la Paranormal Activity japonesa.
Sin embargo, la segunda entrega de esta saga es igualmente interesante que la primera y parece estar relacionada aunque de una forma un poco floja. No aparecen por ninguna parte como manifestación física los caramelos de bola rojos (aunque sí se habla de ellos) pero la cancioncilla de la muerte sigue intacta provocando tanto horror como siempre.
Si lo que te gusta del cine de terror son los sustos fuertes y los maquillajes horribles esta puede ser que no sea tu película, pero si te gustan las tramas algo enrevesadas y la tensión, felicidades, esta es una buena obra para pasar una noche no muy agradable para tus nervios.
En este caso la historia es un poco distinta pues el caramelo fue sustituido por restos de hollín en la garganta y las llamadas ya no son perdidas si no que, aunque vienen desde tu propio teléfono, deben contestarse. En base a esto muere el Sr. Wong, un cocinero de un restaurante chino en Tokio, al contestar el teléfono de su hija, Mei-Fueng. En la llamada ella le dice que no debe dejar el aceite al lado del fuego seguido de un grito desgarrador. Él, en vez de ella, muere con la cara quemada en la cocina.
A partir de ahí las amigas de la joven china mueren de forma similar a como ocurría en la primera película y la policía empieza a ser consciente de la relación entre ambos casos. Sin embargo, parece ser que todo está relacionado con una historia más antigua que los móviles pues incluso la hermana de Takako Nozoe, quien investiga el caso, cuando era muy pequeña murió tras recibir una extraña llamada en un teléfono público situado en la calle. Todas las pistas apuntan a Taiwan donde parece ser que empezó la maldición, pero, ¿por qué?
Lo que más me gustó de esta segunda parte es que, a parte de la tensión que a veces se puede cortar con un cuchillo, su final es ciertamente enrevesado y revelador. Puede que no sea un clásico pero sí una película a no perderse.
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