lunes, 20 de abril de 2015

El bosque de Aokigahara

Aokigahara, también conocido como Jukai (lit. mar de árboles), es un bosque situado en la falda noroeste del monte Fuji y también el lugar donde más suicidios se registran de todo Japón. Un paseo por este bosque es un paseo por el terror y la muerte, una representación de lo más gráfica del gran problema de este país.

Al igual que dije en el artículo del asesino otaku de esta misma sección, no toleraré comentarios a favor del suicidio ni nada parecido y no pondré fotografías que puedan afectar a la sensibilidad de las personas.

La rica mitología nipona dice desde antiguo que este bosque está maldito, más de mil poemas le atribuyen a este bosque la presencia de demonios, pero la referencia a la muerte en Aokigahara puede venir más certeramente del siglo XIX, cuando se realizaba el oyasute, que consiste en abandonar en el bosque a personas inútiles para el trabajo como niños o ancianos por parte de las familias más pobres ya que constituían una carga.

La promoción de este lugar como sitio romántico (no confundir este término como realicionado con el amor) para el suicidio podría haber empezado en los años 60 con la publicación de Nami no tou, una novela muy popular del autor nipón Seicho Matsumoto en que se cuenta como dos jóvenes amantes se quitan la vida en aquí, y como idóneo por aparecer en El completo manual del suicidio de Wataru Tsurumi.

Tras el Golden Gate de San Francisco es el lugar más común del mundo para suicidarse y es que las autoridades llegaron a calcular en la centena anual el número de muertes allí. Desde hace unos años se han dejado de dar datos oficiales como una vía de evitar que continúe la desgracia en ese bosque pero parece ser que aún siguen creciendo los números.

Desde 1970 se realizan batidas para buscar cadáveres y suicidas que aún no han sido capaces de terminar con su vida.

Se dice, además que los yakuza pagan a vagabundos para recolectar cuerpos y las leyendas locales se hacen eco de que, al ser una zona llena de minas de hierro magnético, los GPS y brújulas dejan de funcionar y eso colabora a que más gente muera en la zona de la que debiera.

Os dejo, como despedida, este documental de Vice muy interesante en el que incluso se entrevista a gente que se quiso "perder" por allí. Los subtítulos vienen en serbio de serie, hay que cambiarlos manualmente al inglés.


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