lunes, 22 de septiembre de 2014

Friend (Chingoo, 친구)

Año: 2001.
Género: Criminal, mafia coreana.
Director: Kwak Kyung-taek.
País de origen: República de Corea.
Formato: Largometraje.
Duración: 118 minutos.
Más información: Ficha en IMDb.

Con Chingoo estamos ante un clásico según los críticos y estoy totalmente de acuerdo. Podría definirse, sin ningún lugar al error, como El Padrino coreano pues tiene una complejidad digna de la obra maestra de Coppola.

En Asia, principalmente en lo que se conoce como el Mundo Chino (Japón, Corea, Mongolia, Vietnam y China) son muy conscientes del poder del crimen organizado pues es mucho más brutal que la contrapartida occidental, nada desdeñable por supuesto, y además bastante más afincada y poderosa política y culturalmente. Aunque lo más común es hablar de la Yakuza japonesa o de las archiconocidas Tríadas chinas, en Corea tenemos a la Kkangpae (깡패) que incluso se atreve a retar a estas dos en su propio terreno.

Esta película nos pone en la piel de cuatro amigos de toda la vida de la zona de Busán, en el sur de la península coreana, donde la Kkangpae campa a sus anchas y controla incluso la política local en un país en aquel momento bajo el mando del dictador Park Chung-hee. Joon-seok, el lider de los jóvenes e hijo de un poderoso jefe mafioso, Dong-su, hijo de un enterrador, Jung-ho, el payaso de la clase y Sang-taek, un estudiante ejemplar, forman la pandilla que ya en su infancia se dedica a pequeños robos y al contrabando de pornografía norteamericana prohibida entre los jóvenes de su barriada.

La adicción a las drogas ilegales, las peleas con bandas rivales, los amoríos y la música pop occidental marcarán su juventud y los separarán hasta que todo parece indicar que se reunirán por motivos diferentes. En la violenta sociedad coreana de esa época, con el miedo del poder de su vecino del norte (en aquel tiempo más desarrollado en temas de bienestar, posición internacional y poder militar) y las críticas al inmovilista sistema dictatorial del General Park, la Kkangpae se muestra como un grupo que ayuda a los pobres a través del crimen.

A la altura de Jingi Naki Tatakai, de Kinji Fukasaku, conoceremos todo esto en un ambiente muy logrado, con una historia muy interesante y realista. Atraerá sin duda a los aficionados al cine de gangsters, al de peleas y al social y, también, a todo aquel aficionado al cine o interesado en saber más sobre Corea.

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